Me molestaba seguir en la fase del descanso eterno con la
escritura, siempre había sido de pluma fácil y nunca lo había discontinuado,
pero un par de cambios de carrera de estudios, unos laburos estresantes y
demandantes sumados a la vida misma hicieron que fuera abandonando el hábito.
Al no escribir volví a mi primer amor, la imagen.
Me gasté el dedo tras cada click, y tras cada edición yo
latía de absoluta felicidad.
Estaba contenta pero la foto necesitaba de más cosas.
O quizás era el tiempo de las palabras.